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Meteorología
Quizá el Mar Rojo Sí Se Abrió Ante Moisés en el Exodo
8 de Octubre de 2010.
El espectacular relato bíblico sobre las aguas del Mar Rojo separándose en dos bloques hace tres mil años para dejar pasar por el medio a Moisés y los suyos es bien conocido. Asombrosamente, un nuevo estudio que incluye simulaciones por ordenador y que ha sido realizado por investigadores del Centro Nacional estadounidense de Investigación Atmosférica (NCAR) en Boulder, Colorado, y la Universidad de Colorado en la misma ciudad, desvela que el portento meteorológico pudo, después de todo, ser real, gracias a una combinación peculiar de movimiento del viento y rasgos topográficos.
En el Éxodo se narra que Moisés y su gente, en su huída de la tropa faraónica, quedaron acorralados entre el Mar Rojo y sus perseguidores. En lo que consideraron como un milagro, un fortísimo viento logró durante la noche partir en dos la masa de agua, dejando en medio un pasaje de tierra firme con muros de agua a ambos lados. Los israelitas se atrevieron a adentrarse por el insólito camino, consiguiendo llegar a la otra orilla. Pero cuando por la mañana la tropa del faraón intentó seguirles por el pasaje, las aguas volvieron a juntarse y los soldados perecieron ahogados.
En diversas ocasiones, ha habido científicos que han intentado determinar si esa separación de las aguas, uno de los más famosos milagros de la Biblia, podía ser explicada con algún fenómeno natural. Sin embargo, todas las hipótesis anteriores que intentaban ofrecer una explicación racional que avalase la autenticidad del fenómeno han tenido puntos débiles
Los autores del nuevo estudio llevaron a cabo un extenso análisis de registros arqueológicos, mediciones por satélite, y mapas antiguos o actuales, que les permitió estimar el flujo de agua y la profundidad de ésta hace tres mil años en esa zona del delta del Nilo. Y descubrieron que en un punto específico había un paso que, bajo las circunstancias adecuadas, era utilizable para cruzar por él hacia la otra orilla.
Las simulaciones por ordenador han mostrado que un viento de 101 kilómetros por hora, incidiendo sobre el lugar durante 12 horas, habría sido capaz de hacer retroceder la masa de agua, cuya profundidad se ha estimado en unos 2 metros. A ello habría ayudado la particular topografía del terreno de la zona. Aunque hay incertidumbres sobre las vías fluviales de aquella época, algunos oceanógrafos creen que un antiguo ramal del río Nilo fluía dentro de un lago costero que por aquel entonces se conocía como Lago de Tanis.
Con el agua agolpada dentro del lago y también dentro del canal fluvial por la fuerza del viento, habría quedado expuesto durante unas 4 horas un puente de tierra de entre 3 y 4 kilómetros de longitud por unos 5 de ancho. Eso habría permitido a Moisés y su gente avanzar por una llanura fangosa hacia la otra orilla.
Tan pronto como el fuerte viento cesó, el agua volvió a desparramarse por todo su lecho. Cualquier persona que aún permaneciera en la llanura fangosa se habría visto en un serio riesgo de ahogarse.
"Las simulaciones concuerdan muy bien con lo relatado en el Éxodo", explica Carl Drews del NCAR, uno de los autores principales de la investigación. “La separación de las aguas puede ser explicada mediante la dinámica de fluidos. El viento mueve el agua de un modo que cumple con las leyes de la física, creando un pasaje seguro flanqueado por agua en ambos lados, y luego, de manera abrupta, permitiendo que el agua vuelva a su posición inicial".
El viento y el sol modelan Marte
Los dos últimos estudios sobre Marte han resuelto 40 años de misterio en torno a los casquetes polares del planeta rojo. El descubrimiento de una serie de hoyos en espiral en la superficie y de un Chasma Boreal, un gran cañón que corta el polo norte del planeta, evidencian un cambio climático desconocido hasta el momento.
Según la investigación llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Texas (EEUU) encabezado por Isaac Smith y John Holt, ambas formaciones se atribuyen a la acción conjunta del viento y el sol.
Hasta ahora se habían apuntado muchas hipótesis sobre cuál sería la composición del planeta rojo, pero estaban limitadas a la observación de la superficie. En esta ocasión los científicos han utilizado la información recopilada por dos radares en órbita capaces de averiguar la composición de las capas de depósitos más profundas, para descifrar así el modelo más probable.
Además, el estudio ha revelado que la creación de estos hoyos se debe a la combinación de materiales depositados y a la erosión producida por el viento y el sol. Una vez formados, estos hoyos se desplazaron hacia los polos y se elevaron unos 600 metros de altura a lo largo de un periodo de dos millones y medio de años.
En un segundo estudio, el mismo equipo utilizó la información del Orbitador de Reconocimiento de Marte ('Mars Reconnaissance Orbiter') para demostrar que la creación del Chasma Boreal se debió -más que a cataclismos, desplazamientos de hielo o fuertes erosiones- a procesos de deposición a gran escala y a largo plazo.
Con los datos obtenidos por radar, los científicos son capaces de diseccionar la capa de hielo en varias partes, como si fuera una cebolla.
A partir de la información recabada, algunos investigadores sugieren que estas formaciones podrían haber surgido por el calor volcánico del planeta que derritió las capas más profundas del bloque de hielo. Otros, sin embargo, apuntan a que estas formaciones, incluidas las depresiones espirales, surgieron a partir de fuertes vientos polares, llamados 'katabatics', que tallaron el cañón o esas formas en el hielo.
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